miércoles, 11 de agosto de 2010

Onsdag

(Parece que aquí nunca deja de amanecer, puedo morirme muy quieta al sol y esperar a que la marea crezca hasta ocultar el puerto. Pero cuando se empieza a asomar la luna vuelve a amanecer. La luz no me deja en paz, casi quiero huir a un noviembre sin ruido en donde mis manos sean las de otra persona y mis miedos hibernen.)

Mientras tanto, café. Pestañas que se caen como hojas de fresnos. Ganas de frío. Pero un frío a tu lado, vaya, ese tipo de frío al que solo tú puedes echar lejos cuando mis dedos empiezan a estar azules.

No hay comentarios:

Publicar un comentario