Después de meses sin saber qué escribir ahora se me ha olvidado dibujar. Quizás necesito un poquito de insomnio, un poquito de bilis, espabilar y salir corriendo bajo el aguanieve hasta que revienten mis labios de ganas de vida. Hasta que toda esa laguna mental en la que ahogo tu recuerdo se rompa también, en un segundo, colapsada por partículas inmóviles que no dejan de crecer alimentándose de sí mismas. Y ya está, silencio,
silencio, olor a invierno y paz.
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