Y me encuentro escribiendo poemas falsos en una especie de corta y pega de antiguos sentimientos que, intentaré ser sincera conmigo misma, brillan por su ausencia. Ni sufro por nadie ni lo hecho de menos, después de muchos años me encuentro cómoda sin historias con nadie. Sin embargo, como decía, esta misma mañana leo directo de mis manos frases como "frío sopla el viento en esta aurora de invierno, disfrazada de primavera, formando corrientes entre los surcos donde tus mechones de hielo no me han tocado" y "gota y gota de sal, gota que cristalizar y anudarme en la cintura, fuerte, muy fuerte, a modo de cadena irrompible por si se me ocurre escapar volando".
Oh, venga, ¿qué hay de ese cambio que nos llevamos prometiendo a nosotras mismas tanto tiempo?
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