Sin embargo querría ser amante de mi cuerpo y violador del tuyo. Arrugarme, secarme, deshacerme en polvo, como un tronco muerto del que nacen brotes verdes. Si no puedo pensar quizás comprenda todo, tan diminuta como es ahora mi condición humana.
El resto de la vida son comparaciones que facilitan clasificaciones que me permiten saber si algo es bueno o es malo. Obviamente son clasificaciones rigurosamente absurdas: femenino - masculino, viejo - nuevo, útil - inútil.
Me he dibujado de tacto, sin juicios ni valoraciones. Pero, claro está, eso es algo que sólo se puede hacer durante los primeros segundos.
Esos primeros segundos en los que no sé dónde estoy han sido más largos que de costumbre, así que he tenido tiempo para recorrer mi rostro con todo el envés de los dedos, como sacando los últimos blancos del cobre.
Me latía fuerte el corazón, entonces me he despertado.
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