Vuelve a asomar la patita bajo la puerta, el otoño.
Salgo a pasear bastante a menudo. Estos últimos días camino despacio y sin bajar la vista, ya no quiero huir de nadie ni nada. Sentir el brillo blanco (y doloroso) del cielo nublado me despierta, llena mi mente y la limpia de pasado. Volver a poner la colcha sobre las sábanas para dormir bien, largo y tendido.
Por supuesto seguirá habiendo altibajos, pero a los que el destino me rete, no los que me autoimponga.
Sonrio al leer esto :)
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