Hay cosas que a uno nunca se le olvidan: la segunda salida a la derecha desde la incorporación, cómo suena un avión al despegar, la Dominotería, Calle Federico García Lorca, nata artesanal de Pan de Cota, el 827, entre unos pocos de una lista muy larga.
Sin embargo, olvido qué me hace triste y qué me hace feliz, y cada día me despierto con nueva piel, ansiosa por volver a conocer el gusto de los cafés en las mañanas frías y el dolor de quemarme las yemas de los dedos con las tostadas.
¡Hay muchas montañas por ver aún! =)
ResponderEliminarYo hace 4 días me corté el dedo índice derecho con la turmix; muy gore, aunque podría haver sido peor. De momento no tengo sensibilidad... en ese dedo.
ResponderEliminarVolví a cambiarme, yu-hu.
ups :) otra vez.
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