Muy cerca, la orilla se deja oir. En ella caen como gotas de agua, pero en realidad son fibras de césped que el viento lleva al mar.
Sube la marea.
Ahora respira bajo el agua. Sus irises son cristales de sal fina y sus puños, jaulas de aire.
Se pasa la vida y quiero estar tranquila, en silencio, lejos. Lejos. Sólo necesito escribirte y leer tus cartas para recordar que existo, lo demás es accesorio.
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