domingo, 6 de noviembre de 2011

Domingo

Acaricia fuerte con los dedos, a ver si en alguna de esas curvas escalonadas se enganchan y frenan mi caída. Bajo con los ojos abiertos, bailando en círculos tranquilos, lentos, templados. No me pierdo un detalle, pero tampoco asimilo nada. Quizás tu silencio, tus manos quietas. ¡Pero grita! ¡Párteme en dos! Como a una manzana dulce.

(Dolor de sed. Nunca había tenido tanta sed desde hacía meses.)

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