martes, 8 de noviembre de 2011

Martes

Las constelaciones se enredaban en su pelo como flores de cardos que crecen en las márgenes de los libros. Iluminan las noches de noviembre, pero la niebla se encarga de borrar los puntos de origen, dando lugar a un mapa imposible de interpretar, y no menos mapa por ello.

Una vez comenzaba a caminar ya era impensable detenerla, a riesgo de que los hilos que unían alfa con beta marcasen su piel con nuevas coordenadas.

Por más que los horizontes oscilasen acunando rutas recién nacidas, ese era el camino y así debía seguir siendo.

1 comentario:

  1. ¡Esa libreta...
    ...jamás aspiró a ser rellenada de forma tan artística, por más que se lo aseguré yo misma! =)

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